La gratitud
¿Qué es la gratitud ?
La gratitud puede definirse como el aprecio y valoración por las acciones que otros hacen a favor nuestro. Implica una cierta deuda moral con quien nos hace bien. Esto nos hace elevar la estima por quien nos hace un favor o nos prodiga un bien, y estar abiertos a la posibilidad de corresponder por el beneficio recibido.
Parte de la convicción de que somos incompletos y nos necesitamos mutuamente. Es el producto de haber desarrollado una ética de cooperación, en lugar de una actitud de competencia o confrontación.
“La gratitud no solo es la más grande de las virtudes, sino que engendra todas las demás”
-Cicerón-
¿Cómo formar la gratitud ?
La gratitud puede y debe ser una acción que se desarrolla de forma automática, tal como ocurre al cepillarse los dientes. Debe llegar a ser una conducta diaria sin la cual nos sentimos incompletos. Cada uno de nosotros tiene que encontrar sus propias formas de crear, sentir y desarrollar su gratitud.
Aquí algunas maneras sugeridas:
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No sentirte merecedor de todo, es decir, ser humilde.
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Enfocarte en lo positivo buscar primero las cosas buenas.
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Agradecer las pequeñas cosas y favores .
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Mantener una mirada equilibrada y ser paciente en los momentos difíciles.
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Tener un diario de gratitud.
Obstáculos para la gratitud
Los diez leprosos
Si la gratitud es un valor social, se debe al hecho e que aporta grandes beneficios tanto para el individuo como para la sociedad en general. Pero también hay obstáculos para que se desarrolle:
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Creer que todo lo merecemos ;
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Mirar a los demás especialmente a quienes realizan un servicio como inferiores ,
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La envidia que no permite el reconocimiento del otro y alegrarnos con sus buenas obras
La tortuga blanca
Esta historia sobre la gratitud, es una leyenda tradicional de la cultura China.
Mao Pao era un chico de 15 años que vivía en China. Desde pequeño se preparaba para ser un guerrero, por lo que le encantaba llevar la vestimenta apropiada para ello. Un día después de entrenar, fue al río Amarillo a refrescarse en sus aguas, se quitó el uniforme y se metió al agua. Mientras nadaba, se encontró con un pescador al que preguntó qué hacía en ese río.
Este le respondió, que estaba buscando algo que pudiera vender en el mercado. De repente, el pescador se lanzó al agua por un animal y sacó una pequeña tortuga blanca. El pescador estaba eufórico de alegría, pues pretendía vender ese animal y sacar un buen dinero en el mercado. Cuando Mao Pao se acercó, vio los pequeños ojos de la tortuga e inmediatamente se apiadó de ella.
Le pidió al hombre que la dejase en libertad, pero este se negó ya que necesitaba el dinero. El joven, le entregó su ropa a cambio de que liberase a la tortuga. Se quedaría con una simple túnica y así, selló el trato. Para asegurarse de que no le pasaba nada, se la llevó lejos. El joven la dejó en un estanque y la tortuga se fue tranquila nadando.
Pasaron 50 años y Mao Pao se había convertido en un valeroso general y su pueblo vivía momentos de guerra. Durante una batalla perdida, el guerrero se quedó solo, abandonado por su tropa y huía corriendo cuando se encontró con el río Amarillo de su infancia. Pensó que si llegaba al otro lado podría salvar su vida, pero el río llevaba mucho cauce y parecía imposible.
De repente, Mao Pao vio acercarse un enorme caparazón blanco y al llegar a él, aquella tortuga de su infancia asomó la cabeza. Sin pensarlo, subió a ella y se agarró con fuerza, sin problema la tortuga le llevó al otro lado del río y así, salvó su vida.
Actividad
Hoy busca agradecer a una persona que hizo algo por ti en un momento de dificultad o que tuvo un detalle contigo.
1- Dibuja algo para ella y agradécele lo que hizo.
2- Escríbele una pequeña carta con palabras de amor y gratitud, quizás le cambies su día
Cuento infantil sobre la amistad (cuentosparadormir.com)
Pedro Pablo Sacristán
Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder moverse. Como además los niños no podían acercarse, sufría mucho por ello, y empezó a dejar pasar los días triste y decaido, mirando el cielo a través de la ventana.
Pasó algún tiempo, cada vez más desanimado, hasta que un día vio una extraña sombra en la ventana: era un pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró a la habitación, le dio las buenas tardes, y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no sabía qué habría sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo. Al principio el niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco, mientras seguían apareciendo personajes locos por aquella extraña ventana, ya no podía dejar de reír, al ver un cerdo tocando la pandereta, un elefante saltando en cama elástica, o un perro con gafas que sólo hablaba de política ...
Aunque por si no le creían no se lo contó a nadie, aquellos personajes teminaron alegrando el espíritu y el cuerpo del niño, y en muy poco tiempo este mejoró notablemente y pudo volver al colegio.
Allí pudo hablar con todos sus amigos, contándoles las cosas tan raras que había visto. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño en su mochila. Le preguntó qué era, y tanto le insistió, que finalmente pudo ver el contenido de la mochila:
¡¡allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!
Y desde entonces, nuestro niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreir un rato.
Actividad
1- Planea con tus hermanos , primos o amigos un show que pueda hacer reír a los adultos de tu casa y proponles un momento para presentarlo.
2- Haz una careta de payaso o de un personaje que haga reír y llévalo a tus abuelos o alguien enfermos de tu familia o amigos