Alegría
“La alegría del Evangelio
llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por El son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior , del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” .
Papa Francisco Evangelium gaudium
¿Qué es la alegría?
Es el hábito de mantener el ánimo contento, con independencia de las circunstancias exteriores. Esta cualidad no está supeditada a lo externo, ni a los sentimientos sino que es una actitud interior, que surge del aprecio por la virtud y sus consecuencias en las demás personas y en uno mismo.
"Ser" alegre hace referencia a un modo estable de vivir y de mostrarse ante los demás. "Ser" alegre es algo permanente, o al menos muy prolongado, y supone un nivel aún más profundo que "estar" alegre.
¿Cómo fomentar la alegría?
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Valorar y desear tener una actitud positiva y alegre.
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Fijarse más en lo positivo, fomentar estos pensamientos ejercitar la voluntad en esta dirección.
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La mortificación activa . Las pequeñas victorias ayudan a estar contentos. El ofrecimiento a Dios de los sufrimientos pasivos .
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El servicio al prójimo, el olvido de sí mismo libera de muchas preocupaciones, darse sinceramente a los demás es de tal eficacia, que Dios lo premia con una verdadera alegría.
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OTROS: dormir lo suficiente, una ducha caliente, un helado, una lectura agradable, un paseo, excursión o deporte, una conversación amistosa, etc
Obstáculos para la alegría
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Focalizarse en lo negativo. El ver siempre el punto negro no ayuda a la alegría. Canalicemos nuestros pensamientos hacia la búsqueda de las cosas buenas y del amor en las pequeñas cosas.
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La falta de esperanza y la incredulidad: ¡Nada es imposible para Dios! A menudo lo olvidamos. Él siempre está presente y se manifiesta a cada uno personalmente. Conoce nuestros deseos más profundos, apuesta por nosotros, para que nuestra vida sea plena.
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El miedo: La desconfianza y el miedo de amar, de ser tiernos y amables con los que nos encontramos confiando en la bondad de las personas.
La cara perfecta
Cuento para animar a todos sonreír y estar alegres (cuentosparadormir.com)
Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte! Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:
- ¿Cómo es una cara perfecta?
- Una que tenga un gran pico - respondieron los pájaros.
- No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La cara perfecta está llena de hojas.
- Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una cara perfecta, tú llénala de colores.
Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla!
Y pensando en la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba los días llorando.
- Yo solo quería una cara que le gustara a todo el mundo- decía-. Y mira qué desastre.
Un día, una nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él:
- ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos arreglarte un poco.
Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta.
- No importa- dijo el muñeco al despedirse- has sido una amiga estupenda.
Y le dio un abrazo tan grande, que la nube sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo:
- ¡Esa! ¡Esa es la cara que quiero! ¡Es una cara perfecta!
- ¿Cuál dices? - preguntó la nube extrañada - Pero si ahora no he hecho nada...
- Que sí, que sí. Es esa que pones cuando te doy un abrazo... ¡O te hago cosquillas! ¡Mira!
La nube se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces por encima de picos, pelos, colores y hojas.
Y, efectivamente, aquella cara era la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamás.
Actividad
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Dibuja una cara perfecta en un plato desechable de cartón y explica a alguien en tu casa por que es perfecta.
El robo de la alegría
El malvado Nonón siempre había sido un malo de poca monta y sin grandes aspiraciones en el mundo de los villanos. Pero resultó ser un malo con mucha suerte pues un día, mientras caminaba despistado inventando nuevas fechorías, cayó por una gran grieta entre dos rocas, hasta que fue a parar al Estanque de la Alegría, el gran depósito de alegría y felicidad de todo el mundo.
Entonces Nonón, que además de malo era un tristón, pensó en quedarse para sí toda aquella alegría y, cavando un pozo allí mismo, comenzó a sacar el maravilloso líquido para guardarlo en su casa y tener un poco de felicidad disponible siempre que quisiera.
Así que mientras el resto de la gente parecía cada vez más triste, Nonón se iba convirtiendo en un tipo mucho más alegre que de costumbre. Se diría que todo le iba bien: se había vuelto más hablador y animado, le encantaba pararse a charlar con la gente y ... ¡hasta resultaba ser un gran contador de chistes!
Y tan alegre y tan bien como se sentía Nonón, empezó a disgustarle que todo el mundo estuviera más triste y no disfrutara de las cosas tanto como él. Así que se acostumbró a salir de casa con una botellita del mágico líquido para compartirla con quienes se cruzaba y animarles un rato. La gente se mostraba tan encantada de cruzarse con Nonón, que pronto la botellita se quedó pequeña y tuvo que ser sustituida por una gran botella. A la botella, que también resultó escasa, le sucedió un barril, y al barril un carro de enormes toneles, y al carro largas colas a la puerta de su casa... hasta que, en poco tiempo, Nonón se había convertido en el personaje más admirado y querido de la comarca, y su casa un lugar de encuentro para quienes buscaban pasar un rato en buena compañía.
Y mientras Nonón disfrutaba con todo aquello, a muchos metros bajo tierra, los espíritus del estanque comentaban satisfechos cómo un poco de alegría había bastado para transformar a un triste malvado en fuente de felicidad y ánimo para todos
Actividad
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Reparte sonrisas (emojis) pidiendo a cambio a las personas una sonrisa... si puedes tomar fotos y mostrarles lo bellas que se ven al sonreír.
la gota de esperanza
En la ladera de una montaña había una fuente conocida por todos como la fuente de la Esperanza. Todo aquel que estaba deprimido o desanimado por alguna dificultad, bastaba con que bebiera un poco de aquella agua para llenarse de esperanza y tener fuerzas para superar su dificultad, por imposible que pareciera. Esto hacía que los habitantes de aquella región estuvieran siempre alegres a pesar de los problemas.
Pero un día la fuente se secó y ya no pudieron beber su agua. Esto fue catastrófico. El desánimo y la desesperanza se apoderó de todos. Dejaron de estar alegres y se volvieron terriblemente pesimistas.
Sólo hubo un niño que no perdió la Esperanza. Todas las mañanas acudía a la fuente esperando que volviera a caer el agua. Y allí se pasaba el día entero. Los que le veían le decían que se marchara porque estaba perdiendo el tiempo; la fuente se había secado para siempre. Pero él no les hacía caso. Todos los días, semana tras semana, no dejó de ir a la fuente. Algunos hasta se burlaban de él y le tomaban el pelo. Era imposible que saliera agua porque el manantial de donde se alimentaba la fuente estaba cegado por la tierra.
Una mañana de tantas, cuando todo parecía perdido, el niño vio con sorpresa que de la fuente iba a caer una gota de agua. Era la última gota de esperanza que quedaba. A toda prisa puso su mano para recogerla y se fue entusiasmado a enseñársela a todos. Pero nadie le hizo caso. Aquello era una gota insignificante que no valía ya para nada. Le dijeron que la tirara donde quisiera porque ya no había nada que hacer. La esperanza estaba perdida sin remedio. El pobre niño se marchó muy triste y desanimado. Así que fue al pozo de donde bebían todos y tiró allí su gota de agua.
Sin embargo, aquella gota de agua tenía la Esperanza tan concentrada en su interior, que cuando se mezcló con el agua del pozo, hizo que todo él se contagiara de esperanza. Al día siguiente, cuando todos bebieron de aquel agua, quedaron nuevamente llenos de esperanza. Cuando se enteraron de que había sido por la gota de agua que aquel niños había echado, fueron a darle las gracias, porque fue el único que continuó esperando contra toda esperanza. Y desde entonces, aquel pozo fue conocido por todos como el pozo de la Esperanza.
Actividad
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Decora un frasco o botella con la palabra esperanza, llénalo de agua con colorante verde y guárdalo en tu cuarto para recordar que basta una gota de esperanza para transformar tu vida y la de muchos